Dalí, por Manuel López

En este post me referiré al gran Salvador Dalí, por ser un personaje muy peculiar, y como persona a la que admiro, creo que ha hecho historia, no solo por su arte, sino por su personalidad.

Escribiré algunas de las cosas que más me llamaron la atención sobre él.

Él sobresalió en el arte, y más todavía, él representa el surrealismo. Dalí opinaba que el surrealismo podía existir de forma apocalíptica, y se negó a contradecir el régimen fascista alemán en público, y poco a poco fue perdiendo el respeto de sus compañeros (con los que tenía un grupo de pintores surrealistas), lo expulsaron del movimiento surrealista, y él con la barbilla bien alta, aclaró: Pueden echarme, pero "yo soy el surrealismo".

Él tuvo un hermano, que murió al poco de nacer él, y a él le pusieron el nombre de su hermano, Salvador. Tuvo una grave crisis de personalidad, dado su gran parecido a su hermano creía ser la reencarnación de el subconsciente de su hermano. Se dice que nunca logró superarlo del todo. No se llevaba muy bien con su padre, al fallecer la madre de Salvador a la que él apreciaba mucho, su padre se casó con su tía, la hermana de la fallecida. Dalí no se enfadó por ello, pero sí perdió toda relación cuando su padre, quien negó a su romance con Gala, una mujer casada, y al condenarlo por hacer surrealismo, al pasar los años, Dalí fue a casa de su padre, tocó en la puerta y le entregó un preservativo usado, conteniendo su propio esperma y le dijo: "¡Toma! Ya no te debo nada".

¡Mi opinión!

El iba de "poco cuerdo" por la vida, quería dar esa imagen, iba de cosmopolita, dónde quiera que él estuviese, todo el mundo lo sabía, ya que siempre se hacía notar de alguna manera u otra, era muy egocéntrico, y se lo tenía muy creído, él sabía que era el mejor y se aprovechó de ello. En mi opinión, se hacía el desequilibrado, para dar la impresión, de que solo una persona demente, con sus características, uno entre un montón, podría realizar sus obras, en las que a mi parecer quiere reflejar que nadie es quién para decir qué es lo cuerdo y qué es lo lunático, qué es lo correcto y qué no lo es, qué es lo bonito o qué es lo feo, porque no somos nadie para afirmar eso, nadie.

Firmado por Manuel López